Bibliotecaria sola ante el peligro de “lo nuevo”

Originalmente publicado en: https://labsbibliotecarios.es/bibliotecaria-sola-ante-el-peligro-de-lo-nuevo/

El miedo es una emoción desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria derivada de la aversión natural al riesgo o la amenaza, manifestada en todos los animales, lo que incluye al ser humano.

El miedo nos invade cuando nos sentimos amenazados. Se trata de una sensación que suele tener mucho de irracional; la cabeza empieza a “funcionar” e imagina más allá de lo que luego, en la mayoría de las situaciones, ocurre. Es reflejo de nuestras inseguridades en muchas ocasiones. No pasa nada si tenemos miedo. El miedo no es razón para no avanzar.

En los encuentros y sesiones de trabajo en los que hablamos de Laboratorios Bibliotecarios, las dudas y los miedos sobre aplicar metodologías que fomentan la participación ciudadana o implantar proyectos en los que se apuesta por gobernanzas más abiertas se reflejan en respuesta de defensa de lo que somos y/o hacemos como profesionales. Existe el riesgo de entender que se plantean el uso de otras metodologías o de otras miradas como sinónimo de que lo estamos haciendo mal. Y sí, es cierto que no todo lo hacemos bien, pero la propuesta de otras metodologías, más que un riesgo, es muy importante que sea considerada como una oportunidad de mejora, adaptación o crecimiento.

Una compañera nos hablaba de tres tipos de bibliotecas:

  • Las que trabajan por inercia. Son aquellas bibliotecas que hacen “lo que se ha hecho toda la vida, como se ha hecho toda la vida” . Aquellas que se dejan llevar y se moldean según las circunstancias (políticas, económicas…) ¿Para qué nos vamos a complicar?
  • Las bibliotecas que responden al confort. Al confort de aquellas profesionales que las regentan. Bibliotecas en las que se toman decisiones respondiendo al interés concreto de las profesionales que las dirigimos; supone no complicarse y desarrollar líneas en los que nos encontramos cómodas; seguras, sin miedos.
  • Las bibliotecas incidencia. Son bibliotecas que se expanden e inciden en el territorio. Territorio en el que la biblioteca se entiende como agente con el que se puede contar; está dentro del espectro de los agentes del territorio.

Reflexionar y cuestionar lo que hacemos no supone rechazar o renegar de todo el trabajo y la trayectoria de los servicios en los que trabajamos. Cuestionarnos y hacer otros planteamientos como reflejo de la evolución de la sociedad y sobre todo de las personas a las que estamos obligadas a dar servicio es responsabilidad nuestra.

El otro día asistimos a un evento en el que se presentaban unos prototipos que provocan otras maneras de pensar en hacer biblioteca. El trabajo y esfuerzo que se podía vislumbrar en todas las experiencias era grande. Grande porque, por un lado, suponía trabajar en equipo entre diferentes bibliotecas, grande porque había que pensar en nuevas maneras de desarrollar proyectos (no actividades) que atravesaran la biblioteca, grande porque la incertidumbre de no saber si lo trabajado sería o no exitoso consume mucha energía.

Repetir aquello que ha salido bien, que ha funcionado durante mucho tiempo puede que nos tranquilice. El “siempre se ha hecho así” parece que justifica nuestro trabajo y nos da el marco idóneo para no mirarnos hacia dentro y pensar que los “fracasos” en nuestros servicios, proyectos, actividades… son reflejo de lo que ocurre más allá de la biblioteca y poco tiene que ver con los servicios en los que trabajamos, del sistema que insistimos hacer perdurar.

En el evento al que nos hemos referido escuchamos con normalidad cómo una de las profesionales definió el proyecto que había diseñado como “fracaso”. Fracaso por no haber podido llevarlo a cabo, a lo que una interviniente respondió que no era “fracaso” sino un “aprendizaje”. Esta es a nuestro entender la actitud que debemos interiorizar ante cualquier reto de intentar activar bibliotecas incidencia.

Enfrentarnos a nuevos desafíos, activar palancas que hagan que las bibliotecas sean realmente un servicio público, participativo, democrático… hará que la función de éstos servicios como elementos clave de acceso significativo a la información, a la formación y a la cultura siga desarrollándose y consecuentemente las bibliotecas sean ese elemento indiscutible que responda a todas las personas.

Tenemos que perder miedo a muchas cosas. Perder el miedo a que nos cuestionen, perder el miedo a que no seamos capaces de llegar a todo, perder el miedo a que no acertemos con los proyectos, con los servicios que queremos implementar…

Desde las bibliotecas nos enfrentamos a un nuevo marco social en el que debemos operar con pocos complejos; las bibliotecas tienen claro cuál es su objetivo. Todas las reflexiones, cuestionamientos, aplicaciones de otras metodologías etc. que apliquemos no hacen más que ayudar y facilitar la ampliación de la función de las bibliotecas al acceso a la información y al aprendizaje.

Al grupo de Cooperación Bibliotecaria de Laboratorios Bibliotecarios, nos gusta aplicar diferentes metodologías tales como Desing Thinking, Laboratorios ciudadanos, Hexágono de la innovación y otros, porque creemos que no hacen más que extender y agrandar lo que se hace en las bibliotecas. La clave está en entender las metodologías de innovación y participación ciudadana como herramientas que acompañan y ayudan a pensar cómo vamos a trabajar en adelante, sin miedo.